Cada fiesta de tu vida,
por las calles de Madrid
te paseas con tu hijo,
mas no te vas de risas,
vas con los que no tienen cobijo
y preparas alimentos,
bocados llenos de generosa clemencia
para aquellos tus amigos.
Te vistes con altruismo
y te calzas caridad
y recorres los caminos.
Con tu pan les das amor
que repartes sin prejuicios
y ese caldo que les calma
no solo el hambre del cuerpo,
sino el de sus frágiles almas.
Y como cada festivo,
cargada vas con viandas
para esos pobres mendigos,
que por ti llena de indulgencia
son todos muy queridos.
Este ángel que en la tierra
en un buen momento ha caído
se dedica a los demás
porque para eso ha venido.
Y con tu alegría y bondad
vas dejando tu esencia
y tus palabras a aquellos
que no tienen casa,
ni refugio
ni cobijo,
pero si las bendiciones
que les regala tu alma,
tus bellas acciones
y el calor de tu corazón
que es su mejor abrigo.
© Yvonne Torregosa
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