Navegando por mis ensueños
llego a este río azulado
de aguas cristalinas
y pececillos plateados.
Brotan aquí recuerdos
de besos enamorados,
amapolas por mejillas,
con la estela de amores adolescentes
en tu fondo olvidados.
Caudal manso en ocasiones eres,
otras…
con tus afluentes bravos
la tierra hieres.
Y saltando las vertientes
refrescas con tu espuma fresca
en las gargantas crecientes,
grabando formas en las piedras,
trabajando siluetas
como brillantes pendientes.
Sigue tu curso sin brújula
y, cuando el sol se vea púrpura
traza curvas en los mapas,
no sin antes escalar
por las montañas hasta sus cúpulas.
Dibuja bellos paisajes
regando flores y arbustos
y, si te topas con naranjos y perales,
moja sus frutos para que
se hagan dulces y robustos.
Rozando el musgo que te abraza,
perfumas con aromas
de tierra húmeda en tus pasos.
Las zarzas con sus espinas lames
sedientas en tus orillas al raso,
acariciando tus riberas
hasta después del ocaso.
© Yvonne Torregrosa
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