Voces que resuenan
calladas en mi mente,
susurros desatados
goteando que no cesan,
golpeando con preguntas inquietantes
que nunca tendrán respuestas,
desatando relámpagos
que componen sinfonías
en la cresta inmóvil
de mi más recia tormenta.
¡Basta ya!
Quiero silencios,
silencios delicados
sin música, ni brisas,
ni el crepitar siquiera
de hojas secas.
No quiero halagos,
ni te quieros,
ni falacias sonando
a palabras vacías
que chocan contra
muros de hormigón
o de dura piedra.
Solo aire puro necesito
que limpie bien mi alma,
que saque de dentro las impurezas,
las que enturbian anegando mi conciencia,
quebrando mi mirada,
rompiendo el equilibrio
entre la cordura y la línea que separa la locura de mi cabeza.
No me habléis con palabras,
dadme hechos,
sabed que estoy.
Quiero miradas,
silencios que lleven dentro escondidas mil palabras,
que unos ojos profundos
me miren,
unos ojos que,
aunque ciegos…
me vean.
Yvonne Torregrosa
Deja una respuesta