Desde el cielo,
igual que estrellas errantes,
caen las musas que se cuelan
entre el vacío de tus sueños,
penetrando en tu cabeza
como destellos brillantes.
En el absoluto silencio
tapado bajo espesas tinieblas
que ciegan tus pupilas radiantes,
te dejas complacido arrastrar
con el vaivén de sus desmanes,
mirando el espejo sin
llegar a ver imágenes
que con verdadera voz te hablen.
Sin tinta escribes en el vaho
de los mojados cristales,
solo repites su nombre
entre frases aparentes
que nada valen,
frases que para los demás
son palabras irreales,
y que atrincheradas entre
tus plateadas sienes duermen,
sabiendo que nunca
llegarán a despertarse.
Al alba,
tras el reflejo de una luna
que ya adormilada parece agazaparse,
se encuentran sobre la mesa
papeles cubiertos de nada,
llorando, blancos papeles
que solo para ti tienen valor.
En tu cordura,
páginas llenas de amor
sin el pulso de la pluma
que con tinta lo plasme.
Yvonne Torregrosa
Deja una respuesta