Bajo tu abrigo,
imagino la silueta de tu talle…
hombros fornidos.
Bajo tu abrigo está tu cuerpo, el que yo admiro,
cuerpo de bondades.
Tus manos, enfundadas en pequeños bolsillos llenos de amor y agujeros grandes que dejan tras de sí regueros de saludos,
apretones a fuertes manos de buenos amigos.
Rostro al viento, sonriente, agradecido.
Déjame compartir un hueco pequeño bajo las alas de ese abrigo.
Quiero aprender de ti, quiero ser el forro donde se aloja tu asilo.
Yvonne Torregrosa
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