Mi espalda recostada
sobre la arena salada
de nuestra cálida playa.
Tú besabas suave mis manos,
mi escote y acariciabas mi vientre,
bajo aquel cielo adornado
por luciérnagas de neón
que en silencio nos miraban.
Me amaste con tal pasión
que la olas agitadas
con envidia arrebatada
a golpes de tambor
la orilla del mar golpeaban.
Al ritmo de aquel amor que
nos regalábamos desbocados,
sin pensar en el reloj…
hasta que nos sorprendió el alba.
Caímos desvanecidos
después de hacer el amor
sobre la arena mojada.
Me miraste y muy despacio
te acercaste.
Yo un te quiero esperaba,
pero me confesaste un secreto
y agachaste la mirada.
Me levanté muy deprisa,
me adentré en ese mar
aún agitado por las aguas espumosas
que creían entender mi dolor y mi rabia.
Tú querías alcanzarme,
pero Neptuno en su
abismal reino tomándome,
abrazó mi cuerpo
y me transportó a lo más
profundo de aquellas oscuras aguas.
Ahora vivo feliz en un mundo de ensueño,
donde las sirenas peinan mis cabellos
con peines de nácar blanco
y me bordan vestidos adornados con coral y
con flecos de bellas y brillantes algas.
Yvonne Torregrosa
https://drive.google.com/file/d/1FgSm7GHFurKRslZx35pwKAjuYg-b4pCy/view?usp=drivesdk
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