En tu boca mi hambre devora los besos.
Tu cuerpo y el mío
se funden estrechos en un solo ser.
Sueños perdidos, planeta escondido,
estrellas fugaces volaban ayer…
Saboreo la miel de tu dulce recuerdo,
mi cuerpo despierta angustiado
al soñar que todo se fue.
Y muero de nuevo encerrada en mi piel.
Cadenas de polvo oxidan mi cuerpo
llaves que no abren cerrojos,
caen en el fango.
No hay rescate, están en mis pies.
Nuestra hoguera encendida
en caricias
aguanta las brasas ardientes
en que un día vivimos.
El puente que une tu vida a
la mía se ha hecho pedazos,
lo veo… eran pedazos de fino papel.
La primavera se ha ido y después el verano…
cayeron las hojas y mis sueños
volaron con la lluvia y el barro,
cerraste ventanas y puertas,
no hay en mis días ni un triste dosel.
Los árboles mustios y
los cielos grisaceos.
En nuestra cama vacía
ya no hay tiempo presente,
quedan los muros de piedra acolchada
para que en mi locura no pueda perecer.
Yvonne Torregrosa
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