Ansío volver a encontrarme
en el mar profundo de tus ojos,
percibir las olas de tus pupilas,
tafetán de suave seda azulada.
¿Dónde se esconden los pétalos
que se desprendieron de tus brotes?
Busquemos juntos la luz que perdió tu mirada.
¡Que hablen a mi oído los acordes de tu amiga amante,
la guitarra!
Regálame de nuevo tus alegres melodías.
Quiero sentir tu presencia fresca en nuestra casa.
En el vacío, la ausencia lánguida de tu voz, huérfana de amor,
sufre callada.
Abandono sentimientos que
flagelan mi existencia y,
por sobrevivir muriendo,
no encuentro respuestas a la inquietud de mi ignorancia.
No me amparan ya las ideas…
y a ti no fluyen las palabras.
Espero con afán tu regreso,
¡que me devuelvan ya esa vida extraviada!
Grito con desespero al cielo tu nombre,
entre lágrimas y arpegios te llamo sin voz en la garganta.
Dime: ¿quién te despojó de tu vida
dejando la mía en nada?
Yvonne Torregrosa
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