Nueve meses te llevé en mi vientre
y una vida entera te guardo en mi alma.
El día que llegaste a mí,
una puerta grande se abrió,
también de par en par mis ventanas.
¿Qué viento te secuestró?
Si estás en un lago, en un desierto
o perdido en lontananza…
dondequiera que te encuentres,
yo iré a por ti,
aunque sea caminando
por senderos de piedra y descalza.
Te daré todo mi amor,
mi sangre si la deseas,
mi vida si te hace falta.
Cuánto te echo de menos…
Cada noche y cada día
mando tropas a buscarte,
con alas blancas llenas de amor,
con ejércitos sin espadas.
No soy la única que lo hace,
hay muchos más que te aman.
Hoy es tu día y el mío,
el día que celebrabas.
Hoy no hay júbilo en nuestra casa.
Hoy necesito que salga el sol.
Hoy quiero escuchar
tu guitarra y tu voz.
Ven, cantemos a capella
a las noches de bohemia e ilusión,
como tanto nos gustaba,
para siempre nuestra canción.
Vuelve a tu hogar, amor mío.
Quiero cantarte de nuevo.
Quiero abrazarte otra vez.
Quiero besar tu cara.
© Yvonne Torregrosa
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