Rasga el mar con las olas,
peina el viento en su delirio.
Un alma que vaga sola
en busca de amores etéreos
con salvajes besos gélidos,
sufre sin queja el martirio.
Madrigal de soledades,
sonetos en cada aurora
sufre amaneceres de hastío.
Errante lírica lánguida
huyendo veloz del frío.
Lágrimas que no brotan…
en un océano se perdieron
entre loco desvarío.
Vidrios pintados de añil,
ventanales rotos, plomizos.
Manos que no acarician.
Melancolía ahogada en suspiros.
Despertares con llantos
de piedra, sollozos blancos
convertidos en albo granizo.
Pinta el mar con su bruma,
prados de cieno vestidos,
Sueños sin despertares…
Ocasos marfiles sin brillo.
Pájaros que no vuelan,
ríos sin agua, dormidos.
Tinieblas de lo que fue…
rotos arsenales de una guerra,
arduos esfuerzos impíos
de un amor que ya pasó,
piel, carne, huesos, polvo…
todo está ahora sombrío.
© Yvonne Torregrosa.
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