No tengo ya voz,
se desvaneció con la lluvia,
la desdibujó el viento.
Y mi silencio con impaciencia me habla de ti,
sin pronunciar tu nombre,
al cerrar los ojos lo escucho,
lo aprecio.
Te percibo tatuado en cada exhalación de mi boca, das vida a mi vida cuando sin oxígeno me quedo.
Tu aroma despierta mi soledad, igual que la fragancia deja la lluvia en esta tarde de verano cálido,
refrescando el óxido de mi averno.
Así te siento… y pienso.
Emoción palpitante con tus besos húmedos más allá de mi boca,
de mi pecho,
de mi vientre,
de mi sexo…
Viajando en el tránsito de esta vida a otra, haces levitar mi cuerpo.
Y ruges desde lejos como un león hambriento.
Y yo aquí con afán intento alimentar tus ganas,
soy fuego cuando te escucho,
cuando te pienso, cuando te observo,
cuando sin estar a mi lado… te tengo.
Y en nuestro planeta irreal donde mi voz suena como un mar agitado, revuelto,
la vibración hace revolotear tu alma.
Un haz de luz te invade y deseo que estalle en tu pecho, que calme tu ser, que crezca tu amor y vibre tu cuerpo.
Yvonne Torregrosa
Deja una respuesta