Un dique creció entre los dos,
esperanzas de ayer gastadas.
Rebuscas en tu jardín,
escarbas en la hojarasca.
Nada encuentras allí,
nada del pasado hallas.
¿Quién calienta su piel?
¿Quién se acurruca
en su espalda?
¿Quién bebe de sus labios?
¿Quién duerme hoy en su cama?
Intentas perfilar su rostro
con el sudor de tu almohada.
Frenética paz desgastada.
Cierras fuerte los ojos…
No recuerdas la expresión.
No da más luz su mirada.
Ya no hay música en su voz,
ya no amaneces con rabia.
Miras el horizonte de arrebol
desde el alféizar
en el que luce asomada
feliz la mañana.
Has pintado de acuarelas
un paisaje.
El mundo espera tu escalada.
Con luceros de neón
brillas bella,
sonriente, vivaz y esperanzada.
Elevada en un brillante arcoíris
cabalgas sobre montañas.
Tu bolsillo repleto de tiempo
Y las manos llenas de ganas.
Hoy te sientes poderosa
y te han crecido unas alas.
Con una mochila plena
emprendes la nueva senda
muy dichosa, emocionada.
Ponte zapatillas nuevas
y tu carita empolvada.
Recorre el camino verde
y con la mirada bien alta.
© Yvonne Torregrosa.
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