Alma quiero pura
que sea siempre conmigo,
que sepa guiar mis pasos,
que ilumine mi camino
ese maestro de vida,
que frene mis vastos empujes
y no me deje juzgar
sin saber qué es lo vivido.
Ciega voy por las veredas,
¿quién me retira las piedras?,
¿quién allana mi destino?
Bordeo acantilados y
escarpados precipicios,
camino bien segura,
de la sima no caigo,
sé que una mano certera
va cuidando de mi sino.
Y aferrada fuerte a esos brazos,
a esos ojos,
al experto lazarillo,
al avezado timonel,
sigo el virtuoso sendero,
segura me sostengo con valor,
no sucumbo en las tinieblas,
no temo a la oscuridad,
pues en mi soporte confío.
Mas al llegar a la luz
al final del camino,
miro y me veo sola,
nadie viaja conmigo,
creí que necesitaba ayuda,
ahora sé que soy fuerte,
que me sobran los apoyos,
solo necesito amigos.
Mujer fuerte, segura, valiente,
¿por qué dudas de tu entereza
si has recorrido el sendero,
has terminado el viaje
y has llegado a tu destino?
No necesito un apoyo,
no preciso de guía,
ahora sé que tengo la fuerza,
sola voy hacia la meta,
tal vez…
solo me faltaba seguridad
y un poquito de cariño.
© Yvonne Torregrosa
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