Déjame ser la nana que
cante en tus sueños.
Permite que mis manos
sean el arrullo de tus desvelos.
Reposa tu cabeza
en la almohada de mi vientre,
seré el delirio de tu pecho
que aún palpita vivo y ardiente.
Mi boca será la fuente
que sofoque la sed de tu boca
seca de quietud clemente.
Reclina tu alma cansada
sobre mi cuerpo,
seré la cuna que meza ligeramente
tus afligidos fragmentos.
Desahoga en mi calma tu dolor,
entrégame tus más
profundos tormentos.
Mis manos plácidas y
repletas de paz te ofrezco,
también mis delicados
y apacibles besos.
Mis hombros serán
la roca a la que aferrarse,
tus lágrimas
se convertirán en lánguido mar.
Juntos en un navío
de ternura bogaremos.
Este invierno no durará todo el año.
El ayer se marchará
y el dolor con él…
Pronto todo será un sueño,
un mustio y débil recuerdo.
https://drive.google.com/file/d/19GWadB12JMcS40iyNluTsYW_mGlnzpu5/view?usp=drivesdk
© Yvonne Torregrosa.
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