Arenas trémulas vuelan
cruzando mares que navego.
Pretendo llegar a tu isla
y saciar esa sed de aquel
que bajo un sol ardiente
aguarda en desespero.
Lluvia de versos me acosan
cuando en mis sueños te tengo.
Hambrienta de tus palabras de miel
ebria tu tinta amaranto bebo,
rogando un poema que me bordaste
y prendido quedó en mi recuerdo.
Un incendio de palabras
aúlla en tu callada voz
que hasta mí trae cálido el viento.
Mis manos errantes ansían
acariciar lo más profundo de tu aliento.
Me ciñen tus miradas de castaño
tras un horizonte que en mi mapa pliego.
Mariposas doradas vuelan
sobre mi piel, que al rozar el agua
se mudan en peces de plata y acero.
Amanezco en el puerto
al que arribó mi velero.
Escondidos horizontes ocultan
lo que busco y no encuentro.
Las olas van tiñendo con tu color
la brisa, donde por fin vivo y,
si tuviera que morir, muero.
Yvonne Torregrosa
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